viernes, 8 de noviembre de 2013

Espumosos: Efervescente Secreto


Sin duda alguna, los vinos espumantes son los consentidos de las fiestas, pues la presencia de las burbujas les da un toque ligero y fresco. Además, con su aroma delicado, a frutas, conquista cualquier paladar al momento de festejar.
Los vinos espumantes también son conocidos como efervescentes o de aguja. La razón por la que son llamados de aguja es porque gracias al bióxido de carbono (gas de origen natural generado durante una segunda fermentación) producen una sensación placentera en la lengua.
La característica principal de este tipo de vinos espumantes son sus burbujas, las cuales son producto del proceso de elaboración, se consiguen al dejar fermentar por segunda ocasión la bebida dentro de la botella (conocido como método tradicional). Esta segunda fermentación se genera añadiendo azúcar o embotellando el vino antes de que haya terminado de fermentar.
Ciertamente, si piensas en estos vinos, el primero que se te viene a la mente es el Champagne. Efectivamente, éste ocupa un lugar privilegiado dentro de esta categoría de vinos por su excelente calidad; sin embargo, existen otros que también son producidos bajo el mismo método, dentro de los que destacan: Asti Spumante (España), Prosecco (Italia), Sekt (Alemania), Gaillac (Francia), entre otros. Esto da pie a una gran variedad y posibilidades de disfrutarlos.
La botella
Para conservar el espumoso en perfecto estado se guarda en una botella especial, la cual ayuda a contener las burbujas y mantener el sabor en excelente estado. La botella se distingue porque es de forma cilíndrica y en la base cuenta con una curvatura para añadirle estabilidad a la botella. Además, en la parte superior cuenta con una anillo que sujeta el corcho con el cual es tapada. También se caracteriza por ser de un cristal verde oscuro, para así impedir que la luz penetre por la botella y garantizar una mayor vida.
Su corcho
Otra de las particularidades es el corcho. La creación de este tapón se le atribuye al monje Dom Perignon, quien descubrió que al taparlas, las botellas tenían una segunda fermentación, fenómeno que producía burbujas en el vino. De hecho, a este monje se le atribuye la creación del corcho para tapar las botellas de vino y el vino espumoso.
A partir de este gran descubrimiento, todos los vinos espumantes son sellados con corcho, el cual se distingue por ser elaborado con tres discos de virutas de corcho prensadas. El corcho evita que existan poros por donde se fuguen las burbujas. Además, este tipo de tapón facilita el descorche manual.
Al momento del descorche
Si al abrir la botella el corcho tiene una forma de hongo, es indicativo de que el vino tiene alrededor de seis meses. Tiempo idóneo para su consumo, pues su sabor aún conserva la frescura y ligereza. En cambio, si el corcho es de forma cilíndrica, ha perdido su flexibilidad y será muy probable que su sabor no te conquiste.
De la botella a la mesa
Para disfrutar de esta bebida, lo mejor será servirla joven y beberla fresca, entre 8 y 10 ºC, como aperitivo, y entre 9 y 12 ºC en la compañía de platillos calientes. Además de cerciorarse de que la temperatura sea correcta, será mejor emplear esta bebida para acompañar mariscos, pescados asados, quesos de pasta suave y corteza enmohecida, como el brie, brillat-savarin, camembert o chaource.
Levanta tu copa
Otro aspecto importante para saborear este tipo de vino, es la copa en la que se sirve. Lo ideal sería utilizar una copa alta de forma alargada. Al servirla, lo correcto será llenarla sólo en tres cuartas partes para así dejar que las burbujas y la espuma fluyan por sí solas. La altura de ésta permitirá que las burbujas se formen sin esfuerzo y su estrecha apertura no permitirá que se escape el delicado buque.
Apreciando su sabor, olor y color
Un vino espumante o efervescente te dice mucho a primera vista, de hecho, su color, limpieza y brillo, te ayudarán a distinguir la calidad. Además de observar la espuma y las burbujas causadas por la presencia de bióxido de carbón, al momento de servirlo deberás fijarte en la generosidad de la espuma. En cuanto a las burbujas, juzga su duración y tamaño. Un buen vino hace una espuma abundante acompañada de pequeñas burbujas. Sin embargo, cuando la espuma desaparece, las burbujas se pegarán a la copa y comenzarán a subir desde el fondo, la ausencia de esto no habla nada bien de este vino.
No obstante, para lograr apreciar esto, el vino debe estar a la temperatura precisa, porque el calor aumenta las burbujas y la espuma; mientras que el frío dificulta el efecto efervescente.
En cuando al sabor, este tipo de vinos se asemejan a los blancos, más el característico toque de distinción que le dan sus burbujas. Básicamente, con los vinos espumantes el sabor gira en torno a dos ejes: el dulzor y la acidez. Además, al momento de tener contacto con la boca, las burbujas del vino deben ser percibidas como ligeras y aéreas. Si la bebida produce espuma en la boca no es una buena señal e indica baja calidad de la misma.
Con estos vinos, siempre se percibe una dualidad entre la acidez y el dulzor, es decir, la acidez del vino por lo general es suavizada por las burbujas y su sabor azucarado, fresco y aromático. Esto hablaría de un completo equilibrio en los sabores.
También es importante mencionar que este tipo de vinos deben beberse jóvenes, por lo que resultará importante consumirlos en un año, contado a partir de la fecha de producción, en caso contrario, la calidad y el sabor disminuirán.
Curioseando en la etiqueta
Al momento de elegir, descifrar la etiqueta de este vino será de fundamental importancia para llevar a casa el mejor. Aquí hay una explicación de leyendas que deberían estar en la botella:
Nombre del vino: En esta parte algunos productores agregan el término château, que significa que son vinos de denominación de origen controlada.
Méthode traditionelle: Si la etiqueta contiene esta frase, indica que fue elaborado de acuerdo con el método de la segunda fermentación en la botella, tal y como se elaboró por primera vez el Champagne.
Vouvray: Señala la denominación y siempre está escrito con mayúsculas.
2011: Puede o no llevar el año de producción.
Vin brut: Indica la dosificación, es decir, el contenido de azúcares residuales que este vino contiene. En el caso de Vin brut es menor a 15 g por litro, pero si el contenido es menor a 3 g se encontrará: Brut nature, non dosé, o dosage zéro.
Productor: Indica el nombre del productor, pero en caso de ser una sociedad anónima, se debe agregar la dirección.
750 ml: menciona el contenido y todas las botellas deben contener este dato.
12% alc./vol: es una mención obligatoria e indica el grado de alcohol.
Product of France: todos los vinos deberán contener el país de origen o el lugar de exportación.
Fuente: 
Hercilia Ortiz
El pequeño Larousse de los vinos.

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